Blog destinado al Arte y la Literatura, taller de escritura por Internet. Publicacion de obras.

Wednesday, June 27, 2007

Corresponsal en Israel del programa cultural del escritor
Manuel Lozano en Buenos Aires, Argentina:
'El Oro de los tigres':
www.elorodelostigres.com.ar

TODOS LOS JUEVES, a las 23 hs., por f.m. 97.9 -Radio Cultura, Buenos Aires-,
el escritor Manuel Lozano pone en el aire "EL ORO DE LOS TIGRES ,
un punto de intersección con todos los actores contemporáneos
de la cultura de Argentina y del mundo, invitándote a ser huésped
de esta "MANSIÓN DE TIGRITUD".
En ella no caben las cenizas, sino las ideas; allí la solemnidad se destierra,
dando lugar a la fuerza luminosa del juego y al coraje del talento.

Sabemos que en todos nosotros late o crece un principio aúreo de Tigritud:
es decir el salto,la grieta, la revelación, la palabra y el grito.
¡Atrévete a alcanzar lo inalcanzable'
***

Tuesday, June 26, 2007

Lucha contra el Plagio

A todos los poetas y escritores que estén interesados en cuidar sus obras, a continuación transcribo un fragmento de una carta del escritor Luis E. Prieto, responsable de REMES, España.
'Hola: quiero informarte de un nuevo proyecto que acabo de comenzar y para el que te pido tu colaboración, tanto informativa como en presencia creativa: Formar parte de RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL: REMES.
Lo puedes ver en http://www.redescritoresespa.com y conocer su filosofía, y sus objetivos de lucha contra el anonimato y el plagio'.
Si deseas aparecer en el Directorio de Escritores en Español, mándanos tu ficha actualizada, y por favor siguiendo LAS INSTRUCCIONES DE “CÓMO PARTICIPAR” y la ficha ejemplo.Gracias por el tiempo de leerme.
Saludos.Luis E. Prieto Co- responsable general.
Marcela Vanmak, Responsable de REMES, Israel.

Monday, June 25, 2007

El Hijo del Hombre

El Hijo del Hombre

‘A Manuel Lozano’

Que el Hijo del hombre sea el resplandor de la palabra
y la palabra sea de carne y su lengua un pueblo.
Porque el hombre es desvelo de la gloria:
se echa a andar con el cadáver a cuestas,
sin darle tregua saurios golpes y la avidez de triunfos.
Así, ruedan cicatrices mundanas en un agónico tiempo de clepsidra…

Que el pueblo sea reunido para proclamar la esencia del íntimo holocausto.
El corazón preparado al ungirse en el seno del enigma del bufón del paraíso.
Come del fruto y danza sus cenizas;
desvela resucitado demonio que le acecha,
hostiga y dándole tibios zarpazos de dicha,
anda…
O gime atribulado por compasivas raíces de aflicción.
Afrenta cuajados rayos de infortunio y ventura,
cadenas de llanto en letanías.
Se profana a sí mismo en su solitario devenir
y le aisla el trueno en el pensamiento esquivo.
Una noche o un día, lloverá sobre sus huesos la tierra
que lo acoge como una madre en su morada.
Y será acróbata que descansa sus armas de triunfante heraldo.

Las trompetas aullarán su designio con fuerza desde el horizonte,
que recibirán jadeante viajero;
que fue justo pueblo, revelado fervor,
feliz palabra en el vientre del ojo de su Eterno’.

Y su vida,
evocación de genes en la savia
que regresa en fecunda poiésis...

Marcela Vanmak

Prólogo al Libro: 'Con el espíritu de las Musas', por Milagros Chiliberti

PRÓLOGO (fragmento).

La clave para entender un libro como el que ha llegado inesperadamente a mis manos, ha sido el hecho de haber podido ubicarme en la perspectiva existencial de cada uno de los autores: Marcela Vanmak y Alejo Urdaneta.El punto de partida en la construcción de este prólogo infiero haberlo encontrado en un aforismo que se desprende de la filosofía existencial de la escritora, cuando dice: “Cree en el poder de la palabra con el cual se puede abrazar otras existencias”…
La correlación que parece haber construido Marcela Vanmak entre su vida y la poesía, es una particular forma de sublimación entre el deseo de alcanzar la luz de las estrellas, la duda de haber vivido siempre con esa luz y el temer perderla en aquellos momentos en que la añoranza se apodera de su alma. Cuando ella misma dice: “El sol, un guiño oblicuo en mi ventana”, pareciera que las musas se han convertido en sus cómplices para parcializarse en ese juego poético de desear vivir y temer a la nada, aunque ya se sienta casi atrapada en ella: “La nada trepará por mí/ polvo incendiario de bosques, / llamaradas de soles violetas/ en los mares de tus ojos.”Por intervalos la emoción y razón coexisten, rescatando el motivo que hace iluminar la poesía y con ella la vida misma: la pasión desbordada, encendida por el matiz del erotismo y la sublevación del ego:” La ciudad de tu cuerpo/ enciende mis luces, / apaga las renuncias. / Abre mi cáscara/ se come la esencia/ degusta la entrega. /Vence la ternura acuartelada/ de hembra que abdica toda pureza.”(…)” Soy la vida que te nace/ Soy la muerte que te entrega. / ¡Soy yo!...”
¿Qué relación puede establecerse entre Marcela Vanmak, Licenciada en Letras, poetisa argentina-israelí y mi persona? Las mismas musas que juegan con la inspiración de los poetas, despejando el cielo iluminado, mostrándonos las estrellas, fraguándolo con ambiguos celajes o dejando caer el manto de la noche… Las mismas que parecieron disfrutar ofreciéndonos un virtual encuentro en el camino entre Argentina, su patria, y Venezuela, la mía.

De forma cierta, aunque no sé nada de poesía, porque científicamente, nunca se puede tener certeza de lo que no es ciencia sino subjetiva omnisciencia, por lo menos puedo afirmar que disfruto, muero y renazco en cada verso, con cada metáfora e imagen que cala mis sentidos.
Confieso que me honra que la elaboración de este prólogo haya correspondido a mi persona, profesora de Literatura y aficionada a las bellas artes, y que a veces la vanidad humana también me hace sentir que soy ‘poeta’.Bienvenidos al interior de Marcela Vanmak, “donde el cielo y el mar se besan en un mismo encuentro”, (…) ‘’los clamores estallarán en versos de amor”. Donde el lector supera la barrera de ser contemplativo y asume ser participe de la vida, la duda, la verdad y la emoción que se sienten al leer cada una de sus líneas.
Milagros Chiliberti

El poemario 'Con el espíritu de las Musas fue escrito por M. Vanmak, A. Urdaneta, y se ha invitado a otros autores, de acuerdo al proyecto: La Clepsidra, que difunde textos de poetas en Lengua Castellana.

La Clepsidra (Novela)

‘La Clepsidra’

‘Aún no sabemos casi nada y queríamos adivinar esa palabra que no nos será revelada nunca’
Flaubert



Una lengua de luz traspasó el cristal de la ventana babeándole el rostro, se volteó de derecha a izquierda, pero no reconciliaba dormir: ¿debo escapar? –se preguntó a sí misma. Sin procurar respuesta, se levantó de la cama y dispuso darse una espumosa ducha refrigerante en el mar. Ante la presencia de las burbujas que contenían en su interior la nada. ¿Qué espera una mujer? ¿De sí misma, de la vida?

El Mar Rojo era una fruta desgranada por el sol. Acababa de conocer a un hombre que le impulsaría a la muerte, sin saberlo se volcó hacía él.
Cuando se conocieron, la confundió con una trotamundos; una libélula en salvaje libertad. Estaba en su mejor momento: había cobrado el sueldo de tres meses de asistente de una traductora y se disponía a obtener otro período de residencia en el lugar donde temporariamente vivía. Su estado de ánimo en mucho tiempo era felizmente estable. No debía nada a nadie -sólo el realizarse como mujer…
¿El reloj marcaría el instante del rasguño de la manecilla sobre su vientre? Después de todo era joven y agraciada…masculló para sí misma.

Regresó a la escritura como una manera de buscarse, o de escapar,-no lo sabía a ciencia cierta. ‘Un modo de escapar’: la frase se le impuso como un mantra iluminador en su espíritu, sin embargo sabía que no había nada de místico en ello, tal vez, un cambio de posición vital. Es lógico pensar que la mujer aguarda el amor a fin de que sirva como vía de realizarse, así el hombre persigue la muerte a modo de medición y enfrentamiento. Digamos, una cuestión de poder… ¿La mujer consagra su existencia al amor, digo el verdadero? El razonamiento le resultó caprichoso y lo dejó suspendido en su mente…

Quiso seguir escribiendo, se acercó a la ventana y el cielo era ahora, un libro de lectura magistral. Si sólo pudiera descifrarlo, dijo en un suspiro…

Era curioso el desdoblamiento: ¿creaba un ser novelado de sí mismo o era la realidad que se enfrentaba a ella gritándole su presencia? ¿Tendría que elegir entre la escritura o la vida como ya otros autores lo hiciesen? ¡Oh, el sumergirse en la escritura! Era la única cosa que le evitaba el pavor del sólo permanecer en una existencia insustancial…

Nació artista como se nace pájaro o lucero: ¿como advertírselo? Al señalarle su extraña profesión, -que era escritora-, él lanzó una sonrisa:

-¿Qué, escribes poemas en los rabos de tus clientes? ¿Dónde están tus libros?
- Sin haber creído escuchar bien: ¿qué clientes? le inquirió.

No hay diferencia entre el amor y la escritura: se da todo o se marcha uno para siempre. Le arrebatamos a la muerte un instante de dicha. La felicidad es posible mientras se intenta. Se renuncia a todo, se expulsa todo, enfermedad o herida abierta. El arte de la escritura: la verdad que se arroja se dispone en el papel sangrante. Se escribe con dolor, a veces con serenidad, pero eso no importa. Si no se escribe, se muere uno de glotonería…
Hablaba y sus pómulos se llenaban de un candido color durazno: El arte nace por los poros. He aquí el problema: siempre se está pariendo palabras…
Mas, él tenía razón, ¿dónde estaba el sentido? ¡Pequeño detalle, se le pasó, el sentido! Estaba todo afuera: en el aire, en el viento, en las aves. ¡Lo había dejado volar! No dejó que terminase, el joven moreno con cabeza de tocado turquesa que había conocido en Eilat, la interrumpió:

-No te esfuerces. Reconozco a los de tu especie. ¡Son todos locos! Conspiran contra el universo y le hieren. Este de por sí es bello. No se necesita que se le traduzca ni interprete: ¿Hay algo más perfecto que Alá? Le tomó con fuerza del brazo hacia el poniente, abrió la ventana del hotel Herodes de par en par y casi ofuscado, señaló el Mar Rojo:

-¿Has visto, has sentido el rugir del mar embravecido allá fuera? ¿Dime poeta, acaso existe algo más sublime que la tempestad?

Miró la imagen alucinada y cayó de rodillas conmovida. No tuvo fuerzas para decirle que dentro de ella alguien pedía que se le abriese la ventana. El silencio retumbó dentro de sí como en un atlántico olvidado. No sabía cuánto tiempo permaneció de rodillas, pero fue suficiente para que se diera cuenta que quizás estaba ante un dilema. Ella estaba allí, echándose una broma: jugando a ser la amante de un joven árabe. Había sobrevivido a muchas empresas vitales; su espíritu ¿seguiría intacto?... Pensó en la falacia de creerse eterna por el sofisma de que se trasciende en la escritura. ¿Acaso había descubierto alguna palabra fundamental? ¿Algún simple silogismo que valiera la pena? ¿Escribía por necesidad, vanidad o locura? No podía dejar de pensar, mientras braceaba en las aguas espumosas. El mar era tan infinito como los pensamientos, despiadado como el deseo...
Marcela Vanmak

El Griego Zorba

El griego Zorba

‘Luchamos porque nos gusta;
cantamos aunque no exista oído
que nos escuche’
Kazantzakis

Soberano soy lamiendo la tierra con mi risa,
en el paisaje de oráculos personales,
El Pireo me pertenece como una hembra
que embarco llegando al puerto de sus muslos,
en un amanecer lluvioso de espasmos.
Salpicaduras de olas que dibuja mi barca llamada libertad.
Emanación de cuerpos en infusión de una dicha que gotea,
en el aliento que empaña los cristales.
Peces aturdidos se confiesan en profundidades marinas.
Amaina la borrasca,
Ahora un lenguado satisfecho,
en la vidriera de sus ojos.
Un taberna nos cobija luego de fulgores del sexo,
Entre narguiles y café turco con aroma a cárcel
perpetua o vida de marino creador de fantasías.
Clamor de sirenas en el teatro griego.

Una onda tristeza se fija en él la vista, las redes están lanzadas, los barqueros llaman a la mar.
Se hunde en su pensamiento de sal perpetua, la partida inminente le estruje el cuerpo y el ánimo
Se le encabrita reconstruyendo el rostro de un amigo que le habita desde siempre;
el recuerdo de un puerto sin nombre y otra hembra y otra soledad.

Barco que se pregunta ¿hasta cuándo?...

…Y se interna en la mar como un viejo conocedor
del oficio de esparcir afición cuando se parte.
Eso, quizá el sentido final y la vida, sólo eso…
No más…
Colombus

Busca jadeante la yema de luna bajo sus naves genovesas
en la mirada de almíbar y sal de agua que le mecen
en la cáscara agobiada a preguntas.
Azules sus pupilas, el mundo un elefante que bufa
en elíptico suspiro,
se le parece su fortaleza en el llanto del cocodrilo.
Sostiene su pensamiento un consuelo de olor a tierra
poblada por féminas que debutan sexo de mancebos.
Quiebran el asombro de las inquisiciones que aderezan
al reino los futuros pecados de la carne sazonada
a libaciones de zánganos beodos.
Le galopan visiones de sirenas y piélagos en su corazonada
como vestidura desbordada de crucesy letras…
Se apresura el tiempo que le devora las alas de su herencia.

Regocíjase el hombre de polvo,
su espíritu es una lengua de brea que flamea compulsiva en la proa.
Los piojos y tábanos de cubierta hieren el mando
y toman las naves que se aproximan a los pechos de las nativas.

Colombus besa los labios de la isla que se abre en boca virgen
que le complace en la plegaria cumplida
.

Monday, June 18, 2007

Entrega

Entrega

Las ciudades caen en el horizonte
y luciérnagas amanecen encendidas de asombro.
Quema el murmullo los hilos de la calma,
inédito vendaval de roces en los grillos
derrumba la tristeza bocabajo.
Cabe un soplo de incienso en el vientre
endulzado del rostro de la tarde que elogia al aire
con gotas de perfección divina.
Insisten los aromas en desahogarse en lirios de quietud.
El tiempo sólo un gazapo sombrío que recapitula
en tenues candiles rituales de filigrana.
Me hiere la noche que ya me toma
como un amante furtivo a hurtadillas,
-me niego a su placer,-
sin embargo el intérvalo me acomete con premura
infinita de jinete de fuego haciéndome suya.
Sólo por instantes me galopa, satisface mi ego de hembra
humedece mi nombre; sacia la sed de mi carne
moja mi mandala su gota de vid profunda.

Estoy encinta: por fin, he de parir en relámpagos,
el gorgojo dorado de la dicha.

Marcela Vanmak